jueves, 10 de febrero de 2011

EFECTOS SOBRE EL SISTEMA INMUNITARIO


Igual que todos los virus,  el de la inmunodeficiencia humana (VIH) es un parásito intracelular.  No puede reproducirse, ni causar daño alguno mientras no penetre en una célula huésped. En cualquier infección vírica, el primer eslabón consiste  en la partícula vírica a un componente de la membrana de la célula huésped. Los linfocitos T  son un grupo especializado de glóbulos blancos que juegan un papel clave en la regulación de la reacción inmunitaria.  Envían señales químicas  que estimulan la producción de anticuerpos y activan la maduración de varios tipos de células del sistema inmunológico.  Cuando se reproduce el virus, se destruye la célula T-inductora infectada. Por tanto los enfermos de SIDA tienden a presentar en general un recuento globular bajo de linfocitos. Se destruyen tantas células T-inductoras que las células restantes no pueden desempeñar  su función  reguladora,   lo cual da por resultado la deficiencia inmunológica. Es  así como los pacientes de SIDA  contraen ciertas infecciones  raras pero pueden resistir otras enfermedades más comunes.  Una persona no muere de SIDA, sino de su incapacidad para responder, por  deficiencia inmunológica, a otras enfermedades que provocan la muerte. 

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