martes, 22 de febrero de 2011

Situaciòn segun nuestro paìs

Categoría de amenaza: vulnerable.
Cálculos gruesos realizados acerca de la cantidad de ejemplares en 1987 (Hoogesteijn y Mondolfi) indicaban la posible y optimista cifra de entre 2.500 y 3.600 individuos. Sin embargo, al realizarse estudios de densidad en otras regiones, se obtuvieron valores más pequeños, con densidades de entre 1 yaguar por cada 13 km2 y hasta 1 por cada 100 km2, dependiendo del hábitat donde se realiza la estimación (Smith 1976, Schaller & Crawshaw 1980, Crawshaw & Quigley 1984, Rabinowitz 1986b).
Lo que está claro es que hasta los años cincuenta y hasta unos años después como se ve en los datos anteriormente citados, el yaguar presentaba una amplia distribución (Hoogesteijn & Mondolfi 1991a). Pero entre otras amenazas para la especie, la más llamativa en Venezuela como en otros países fue la de la caza; en este país existían las llamadas ´zonas tigreras´ caracterizadas por la abundancia de la especie y por la atracción que ofrecían a los cazadores deportivos. El Estado Barinas, la parte oeste de Apure y el sur de Cojedes y Guárico pasaron a ser el segundo centro más importante de cacería de yaguares del mundo, después del Matto Grosso brasileño (Hoogesteijn & Mondolfi 1991b). A esto se unió la explosión del mercado peletero internacional a finales de los años sesenta, cuando se exportaron desde Suramérica un total de 31.104 pieles de yaguar a los Estados Unidos; estimándose que la cantidad exportada a Europa giró alrededor de 7.000 a 9.000 pieles adicionales (Hoogesteijn & Mondolfi 1991a).
Hoy en día sólo las poblaciones localizadas en los estados Amazonas y Bolívar permanecen relativamente estables; las localizadas en Sierra de Perijá, llanos occidentales, piedemonte andino y delta del Orinoco se encuentran en constante disminución y en la Cordillera de La Costa prácticamente están extintas (Hoogesteijn & Mondolfi 1990, Medina et al. 1992). La mayor presión sobre el yaguar está localizada en la población ubicada en la cuenca del Lago de Maracaibo (Hoogesteijn com. pers.).
En Venezuela, la deforestación de los bosques, la cacería, la mecanización y vialidad son las principales causas de la merma de los jaguares. Este cuadro se ve agravado, pues una de las consecuencias directas de la acción "devastadora" del hombre ha provocado severas disminuciones de las presas naturales de los jaguares (báquiros, chigüere, venado, lapa, baba, picure, entre otros). Por tal motivo, los jaguares se ven obligados a alimentarse con ganado doméstico, lo que genera la reacción implacable de los ganaderos, quienes de una u otra forma, terminan eliminando físicamente a cualquier félino que ronde por sus tierras y sus alrededores.
En Venezuela se creó el primer refugio de jaguares silvestres en 2003, El Refugio Privado de Jaguares Silvestres de El Baúl, que tiene como finalidad el establecimiento de un Área Privada para la Conservación, mediante la cual sus propietarios contribuyen, mediante un esfuerzo colectivo, con la conservación de la población de jaguares de la región, de sus presas naturales y de sus hábitats.

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